Voto electrónico: si o no?

Carlos Melconián y Federico Pinedo, candidatos PRO para el Congreso "exigieron el voto electrónico" (Noticias Urbanas). Si bien esta declaración les da un aura de modernismo, una lectura un poco más minuciosa revela algunos puntos menos honrosos. Veamos.

"El voto electrónico es la mejor herramienta para garantizar la transparencia de una elección y evitar que se repitan realidades de fraude como hemos visto recientemente en la provincia de Córdoba", dice Pinedo. Evidentemente el candidato PRO recita un libreto. Nadie en su sano juicio y con un mínimo conocimiento de tecnología puede creer un instante que la instalación de urnas electrónicas sea garantía de transparencia. Y lo sucedido en Córdoba debería invitar a la prudencia en lo que a sistemas informáticos se refiere. Los problemas en dicha ocasión se originan con una supuesta "caída" del sistema. Si un sistema de recuento de votos tan simple y tan probado como los que las empresas ofrecen hoy día puede fallar y generar suspicacias, qué no puede suceder con sistemas novedosos, o que por lo menos no han sido usados en nuestro país?

Melconián sostuvo que "el sistema digital acelera la definición del proceso electoral y es mucho más económico, ya que no hace falta movilizar a una gran estructura de fiscales como sucede actualmente". Una vez más, bella muestra de ignorancia y un poco de desprecio por la gente. La definición del proceso electoral la da el electorado, mal que le pese. Lo que puede acelerar el sistema digital es la disponibilidad para los medios de prensa del escrutinio provisorio. Y no tiene nada de económico. Cada urna tiene su costo, y su costo de mantenimiento. Y si alguien del macrismo se hace ilusiones de poder evitar tener fiscales, ya va siendo hora de que se despierte. Las urnas, electrónicas o no, necesitan de fiscales. Y si son electrónicas, para colmo, fiscales formados en informática. ¿O se pretende que los candidatos confíen ciegamente en la tecnología y permitan que durante los comicios las urnas queden a la merced de algún pirata o crackeador de sistemas? Ya se conocen casos de virus instalados en máquinas de votar. ¿Qué candidato se arriesgaría a dejar una urna electrónica sin control? Al macrismo le duele el bolsillo porque tiene que pagar sus fiscales. Le faltan militantes y como no entiende qué significa militar, dice que es "clientelismo político". Personalmente he fiscalizado siempre por convicción y jamás cobré por ello.

Hay sobradas experiencias de fraude con sistemas de voto electrónico. El más notable quizás sea el caso de las urnas de Florida durante la elección presidencial que consagró a G.W. Bush. Pero no es el único. Hay casos documentados de graves fallas de diferentes modelos de máquinas de votar. Algunos de ellos incluyen la difusión de virus por toda la red de urnas. El problema es que los fraudes informáticos pueden ser extremadamente difíciles de detectar para quienes no están preparados para buscarlos, identificarlos y combatirlos. Para verificar las cifras del escrutinio con votos de papel ensobrados basta con saber leer, escribir, sumar y restar. O sea, haber terminado la escuela primaria, que por ahora sigue siendo pública y gratuita. Para hacer lo propio con una urna electrónica hace falta tener capacitación en informática. Y aún así, hay casos de urnas electrónicas que no guardan traza, ni en papel ni en archivos, de los votos. Simplemente dan los totales. Y si hay desacuerdo, paciencia.

Es importante que se debata en la Argentina sobre la necesidad o no de implementar el voto electrónico. En mi opinión, lo primero que hay que plantearse es "para qué". Para los partidarios convencidos de su necesidad no parece haber nada que discutir, salvo quizás el "cómo". Pretenden que, al hacerlo, habremos dado un paso de gigantes hacia mayor transparencia, menos fraude y más velocidad en el recuento. Creo esencial para la democracia debatir sobre el tema. Hay que escuchar lo que tienen para decir los adversarios, que no son pocos ni son retrógrados. Conviene preguntarse si no hay posibilidades de fraude aún mayores, pero mucho menos detectables. Si no se nubla la transparencia detrás del inapelable "lo dice la computadora". Si no se está cediendo a las necesidades de la prensa, que quiere poder anunciar un resultado en el noticiero de las 20 hs.

Preguntarse si las dificultades que puede tener tal candidato para conseguir fiscales no están ligadas al desinterés de la ciudadanía en relación a la política. Y si el hecho de transformar los comicios en un simple apretar botones no aumentará la brecha entre el electorado y la clase política. Pensemos un instante cómo se puede hacer para poner una foto de San Martín, un dibujo de Clemente o una feta de salame en una urna electrónica. ¿No es una forma de confiscar una de las pocas formas de expresarse que nos van quedando? ¿No sería mejor destinar los fondos a educar a la juventud, a invitarla a que vote, fiscalice y se comprometa? ¿No es mucho más acuciante resolver el renuncio a presidir una mesa electoral que el tardar un par de horas más en anunciar los resultados?

Finalmente, como para abrir el, por ahora, inexistente debate ¿Estamos dispuestos a poner en manos de una categoría específica de la población la responsabilidad que nos compete a todas y todos de garantizar la democracia? ¿No es mejor mantener un sistema, perfectible por cierto, pero que es verificable por cualquier persona que haya asistido a una escuela pública y sepa leer, escribir y hacer las operaciones elementales?

Martín Deira. DNI 12791123

(Ex Director General de Sistemas de Información del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.)

Fuente: anibalibarra.org.ar

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